jueves, 29 de agosto de 2013

El violento debate sobre la violencia

Diario UNO de Mendoza (página 10) 28 de agosto de 2013.
La DGE busca el consenso para un rápido “protocolo” de un fenómeno profundo e histórico
La violencia se apodera hoy de las escuelas, con nombre propio y como tema central. Los docentes buscarán discutir un protocolo de acción y otras “medidas” para abordar esta situación.
A las históricas agresiones físicas, discriminación y tortura psicológica a la que son sometidos a diario los alumnos y las alumnas por sus propios compañeros (ahora se lo denomina bullying), a los ataques sexuales que viven fuera (y dentro) de los colegios por adultos, ahora se viene repitiendo una nueva manifestación: los embates contra docentes y directivos, lo que llevó a que se busquen medidas por lo menos para frenar esto último.
Así, el Estado buscará consenso y formas de frenar, persuadir y castigar a quienes rompen con las “normas de convivencia”.
Hoy se discute sobre violencia, y violencia es lo que sobra. Violentas son las relaciones feudales que mantienen los directivos con los supervisores, a quienes temen, veneran, adulan y a diario les escriben el periódico de Yrigoyen.
Violencia es la hipocresía de los principales responsables de la educación a la hora de dar un diagnóstico de las políticas que vienen realizando.
Violencia es querer criminalizar, con una ley, a un sector de la comunidad educativa.
Violencia es educar simbólicamente contra la realidad, la historia y las necesidades de los alumnos y las alumnas.
Violenta fue la defensa que hicieron algunas maestras de la escuela Cristo de la Frontera, en la que para proteger a la directora estigmatizaron a las madres de los nenes que se investiga si fueron abusados en esa institución.
Violencia es que sigan dando vueltas para enseñar educación sexual y luego se escandalicen por un comic erótico.
Violencia es ver cómo parte del presupuesto educativo se utiliza para financiar la educación privada y cómo funcionarios públicos mandan a sus hijos a colegios no públicos.
Violencia son los sueldos y violentas son las funciones extraeducativas con las que se responsabilizan a los docentes.
Violencia es ver a las docentes sacando a la luz y encabezar la búsqueda de chicas desaparecidas.
Violencia es no buscar qué esconde, qué reproduce, quiénes ganan y quiénes son los verdaderos responsables de una sociedad violenta. Qué hicieron una generación atrás los docentes para que hoy los padres –ayer alumnos– los ataquen con tanta ira.
Violencia es negar la impronta económica, social y política que genera las violencias, sobre todo las atadas y silenciadas.
Y violencia hoy es discutir un documento que llega en forma vertical con el sólo hecho de justificar, disuadir y disimular.

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